viernes, 11 de febrero de 2011

REFORMA JUDICIAL

REFORMA JUDICIAL NECESARIA

LILIAN ALARCON DURAN

La eficacia y el cumplimiento de los Estados, se miden por la excelencia de su sistema judicial y por la probidad y rectitud de sus jueces y juezas. En nuestro país, históricamente, el poder judicial ha estado en manos de los partidos políticos que lo convirtieron en su botín político, tornándolo corrupto e ineficiente. La función judicial ésta en entredicho, se la acusa de ineficaz y corrompida. Es que, el Estado ha encomendado a la Función Judicial la tarea de administrar justicia para felicidad o fatalidad no sólo de una persona sino de toda una colectividad, en base a la conciencia y moral del juzgador o juez. Si esa es la difícil y delicada misión del juez o jueza, la jerarquía no puede existir en su conciencia, por lo tanto la personalidad de un juez debe ser lo más transparente posible, equilibrada, serena, por ello popularmente se dice que “un juez o jueza, debe básicamente, ser ético y moral y, si sabe derecho, tanto mejor”; entonces, si es frágil su conciencia, ésta se vuelve un torbellino de pasiones negativas y es capaz de cometer prevaricato, cohecho, enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias, servilismo, temor reverencial a su o sus nominadores y superiores y otros ilícitos más. ¿Cómo puede la sociedad permitir que una o varias personas que se encuentran en esas circunstancias, decidan la suerte y el destino de otros? Hace dos mil años, Jesús de Nazaret, manifestaba: "por sus frutos los conoceréis". Con indignación espectamos cómo ahora se pelean los integrantes del Consejo de la Judicatura, ahora dicen tres de ellos: “YO NO FUI”. No, señores. Es un cuerpo colegiado, por lo tanto responsables todos, deben ser procesados y sentenciados en espíritu de cuerpo. Se dedicaron a otras funciones, menos a cumplir con su deber. Con esos antecedentes, no sólo a los miembros del consejo de la judicatura sino a todos los jueces y juezas del poder judicial, se hace necesario juzgarles, -en algunos casos aplaudirles, pues hay excepciones- ya que sus resoluciones y fallos han afectado o beneficiado vidas, bienes, familias y libertades. Talmud decía: "Desgraciada la generación cuyos jueces y juezas deben ser juzgados”. En conclusión, ahora es la oportunidad de salir del descrédito y la desconfianza en una función importante del estado; este es el momento de apoyar al Ejecutivo en las reformas y enmiendas urgentes, que purguen con todo lo corrupto e ineficaz de las cortes de justicia, y, permita salir de la crisis en que vive la Función Judicial que hoy evidencia graves efectos en la seguridad ciudadana y la paz social.

FEBRERO 11 2011

Portoviejo-Manabí- Ecuador

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