jueves, 21 de julio de 2011

LA MALEDICENCIA

LA MALEDICENCIA

LILIAN ALARCON DURAN

Maledicencia: hablar mal de los demás. Kant la define como “La tendencia a propagar juicios dañinos para la honra de los demás”. Hablar mal de una persona, no importa si lo que dice y murmura es cierto o inventado, en uno u otro caso puede resultar perjudicial para el prestigio de la persona de la que se habla, destruirla frente a los demás, dañar su persona, de agredirla y violentarla. Yo creo que uno de los problemas de los calumniadores es que son en gran medida rehenes de aquellos a los que critican, pues sus vidas están demasiado pendientes de los errores ajenos, y sus mentes demasiado obsesionadas por buscar una nueva grieta en la que hundir la sin hueso y pasarse unas cuantas horas demoliendo honras, y no nos sorprendamos si los vemos lambetones, y cepillos de la persona que desacreditan. Sin embargo, los comentarios negativos son como un boomerang, se suelen volver contra quien los propaga. Si una persona está todo el tiempo calificando a sus compañeros y compañeras de trabajo, a los políticos, a sus vecinos, familiares, y a las y los conductores que nos rebasaron con su carro, de: idiotas, estúpidos, perras, descerebrados, putas, hijos de puta, indeseables, tontos, inútiles, entre otras perlas, entonces, se hace costumbre y ya es como si no dijera nada. Uno de los problemas emocionales más frecuentes que impulsa a unos cuantos a opinar mal de los demás, es la envidia, que suele definirse como el deseo de poseer lo ajeno, material o inmaterial; un sentimiento desagradable que se produce al observar en otra persona algo que se desea con ímpetu y vehemencia.

Definitivamente, hablar mal de los demás no nos puede traer nada bueno. Por ello estimados lectores, les aliento a poner en práctica el conocido "Filtro Triple" de Sócrates, que transcribo a continuación: “En la antigua Grecia, Sócrates, fue famoso por su sabiduría y por el gran respeto que profesaba a todos. Un día, un conocido se encontró con el gran filósofo, y le dijo: _ Sabes lo que escuché acerca de tu amigo? - Espera un minuto, replicó Sócrates. Antes de decirme nada, quisiera que pasaras un pequeño examen. Yo lo llamo el examen del triple filtro. - Triple filtro?, preguntó el otro. - Correcto, continúo Sócrates. Antes de que me hables sobre mi amigo, puede ser una buena idea filtrar tres veces lo que vas a decir. Es por eso que lo llamo el “Examen del triple filtro”

... El primer filtro es la VERDAD. ¿Estás absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es cierto? _ No, dijo el hombre, realmente sólo escuche sobre eso y... _ Bien, dijo Sócrates, entonces realmente no sabes si es cierto o no.

Ahora permíteme aplicar el segundo filtro, el filtro de la BONDAD. Es algo bueno lo que vas a decirme de mi amigo? _ No, por el contrario… _ Entonces, deseas decirme algo malo de él, pero no estás seguro que sea cierto. Pero aún podría querer escucharlo porque queda un filtro, el filtro de la UTILIDAD. Me servirá de algo saber lo que vas a decirme de mi amigo? _ No, la verdad que no. _ Bien, concluyó Sócrates. Si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno e incluso no me es útil,... para que querría yo saberlo?

Sería de mucho beneficio que usemos este triple filtro cada vez que escuchemos comentarios sobre alguno de nuestros amigos y amigas cercanas y queridas. Evitemos al máximo hacer comentarios sin fundamento, de acusar a alguien, de calumniar, y denigrar, recordemos que somos humanos y cometemos errores mil.

Portoviejo-Manabí-Ecuador

Julio de 2011

viernes, 1 de julio de 2011

APRENDER DE LA CRISIS

APRENDER DE LA CRISIS

LILIAN ALARCON DURAN

En todas las esferas del saber y de la práctica social incluyendo la económica, la verdad es siempre sencilla, concreta y de sentido común. Es que la economía obedece a una lógica natural que correlaciona ingresos y gastos.” Arroparse hasta donde da la frazada” es, en otras palabras gastar de acuerdo a lo que se gana. Si nos ceñimos a esta guía, no sólo viviremos sin sobresaltos, alcanzará el dinero y ahorraremos recursos. Entonces, tanto la economía de las personas, de los países, como los recursos del planeta serán más sostenibles y, probablemente todos vivamos mejor.

Para comprender lo que está pasando en el mundo, basta con señalar que los países desarrollados se han vuelto insolventes y arrastran al resto del mundo a la crisis porque durante décadas han gastado más de lo que pueden pagar. Han incurrido en exorbitantes prorrateos para sostener gigantescas e ineficaces burocracias. Se emplea millones de millones de dólares, en sostener inmensas maquinarias militares, y en librar guerras estúpidas y necias. Gran parte la crisis económica de los países económicamente desarrollados, se deriva del estilo de vida que prevalece en ellas. Austeridad, es mala palabra para ellos. Como muestra está Grecia y su actual convulsión social.

No recuerdo haber visto en las noticias a algún europeo protestar porque en sus países se gastaron miles de millones de euros en fabulosas olimpiadas, donde más que los atletas, compiten los países para ver cuál gasta más, y realizan las ceremonias más fastuosas que, debido al precio de las entradas, sólo los ricos disfrutan.

Resumiendo, de los errores se aprende. Con esos patrones, nuestro gobierno debe orientar el gasto fiscal a atender las necesidades apremiantes de desarrollo del país y de la población, tomar medidas cautelares para evitar gastos superfluos, y evitar mayor endeudamiento del Estado. Es preciso tomar decisiones difíciles -hay que hacerlo- porque el consumo a nivel de “gasto por costumbre”, cuesta mucho reducirlo, y dejar bien claro en que áreas se va a apretar el cinturón (si es necesario).

PORTOVIEJO-Manabí-Ecuador

29 de junio de 2011