sábado, 28 de mayo de 2011

DISCURSO DE GABRIEL GARCIA MARQUEZ

DISCURSO PRONUNCIADO POR GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ. MEXICO 06 DE AGOSTO AÑO 1.986.

CONFERENCIA DE IXTAPA. MOTIVO: ANIVERSARIO DE EXPLOSIÓN ATÓMICA (Bomba en Hiroshima, arrojada por Estados Unidos)

Por: Gabriel García Márquez.

Un minuto después de la última explosión, más de la mitad de los seres humanos habrá muerto, el polvo y el humo de los continentes en llamas derrotarán a la luz solar, y las tinieblas absolutas volverán a reinar en el mundo. Un invierno de lluvias anaranjadas y huracanes helados invertirá el tiempo de los océanos y volteará el curso de los ríos, cuyos peces habrán muerto de sed en las aguas ardientes, y cuyos pájaros no encontrarán el cielo.

Las nieves perpetuas cubrirán el desierto del Sahara, la vasta Amazonía desaparecerá de la faz del planeta destruido por el granizo, y la era del rock y de los corazones transplantados estará de regreso a su infancia glacial. Los pocos seres humanos que sobrevivan al primer espanto, y los que hubieran tenido el privilegio de un refugio seguro a las tres de la tarde del lunes aciago de la catástrofe magna, sólo habrán salvado la vida para morir después por el horror de sus recuerdos. La Creación habrá terminado. En el caos final de la humedad y las noches eternas, el único vestigio de lo que fue la vida serán las cucarachas.

Señores presidentes, señores primeros ministros, amigas, amigos:

Esto no es un mal plagio del delirio de Juan en su destierro de Patmos, sino la visión anticipada de un desastre cósmico que puede suceder en este mismo instante: la explosión -dirigida o accidental- de sólo una parte mínima del arsenal nuclear que duerme con un ojo y vela con el otro en las santabárbaras de las grandes potencias.

Así es: hoy, 6 de agosto de 1986, existen en el mundo más de 50.000 ojivas nucleares emplazadas. En términos caseros, esto quiere decir que cada ser humano, sin excluir a los niños, está sentado en un barril con unas cuatro toneladas de dinamita, cuya explosión total puede eliminar 12 veces todo rastro de vida en la Tierra.

La potencia de aniquilación de esta amenaza colosal, que pende sobre nuestras cabezas como un cataclismo de Damocles, plantea la posibilidad teórica de inutilizar cuatro planetas más que los que giran alrededor del Sol, y de influir en el equilibrio del Sistema Solar.

Ninguna ciencia, ningún arte, ninguna industria se ha doblado a sí misma tantas veces como la industria nuclear desde su origen, hace 41 años, ni ninguna otra creación del ingenio humano ha teni do nunca tanto poder de determinación sobre el destino del mundo.

El único consuelo de estas simplificaciones terroríficas -si de algo nos sirven-, es comprobar que la preservación de la vida humana en la Tierra sigue siendo todavía más barata que la peste nuclear. Pues con el sólo hecho de existir, el tremendo Apocalipsis cautivo en los silos de muerte de los países más ricos está malbaratando las posibilidades de una vida mejor para todos.

En la asistencia infantil, por ejemplo, esto es una verdad de aritmética primaria. La UNICEF calculó en 1981 un programa para resolver los problemas esenciales de los 500 millones de niños más pobres del mundo, incluidas sus madres. Comprendía la asistencia sanitaria de base, la educación elemental, la mejora de las condiciones higiénicas, del abastecimiento de agua potable y de la alimentación.

Todo esto parecía un sueño imposible de 100.000 millones de dólares. Sin embargo, ese es apenas el costo de 100 bombarderos estr atégicos B-1B, y de menos de 7.000 cohetes Crucero, en cuya producción ha de invertir el gobierno de los Estados Unidos 21.200 millones de dólares.

En la salud, por ejemplo: con el costo de 10 portaviones nucleares Nimitz, de los 15 que van a fabricar los Estados Unidos antes del año 2000, podría realizarse un programa preventivo que protegiera en esos mismos 14 años a más de 1.000 millones de personas contra el paludismo, y evitara la muerte -sólo en África- de más de 14 millones de niños.

En la alimentación, por ejemplo: el año pasado había en el mundo, según cálculos de la FAO, unos 565 millones de personas con hambre. Su promedio calórico indispensable habría costado menos de 149 cohetes MX, de los 223 que serán emplazados en Europa Occidental. Con 27 de ellos podrían comprarse los equipos agrícolas necesarios para que los países pobres adquieran la suficiencia alimentaría en los próximos cuatro años. Ese programa, además, no alcanzaría a costar ni la novena parte del presupuesto militar soviético de 1982.

En la educación, por ejemplo: con sólo dos submarinos atómicos tridente, de los 25 que planea fabricar el gobierno actual de los Estados Unidos, o con una cantidad similar de los submarinos Typhoon que está construyendo la Unión Soviética, podría intentarse por fin la fantasía de la alfabetización mundial.

Por otra parte, la construcción de las escuelas y la calificación de los maestros que harán falta al Tercer Mundo para atender las demandas adicionales de la educación en los 10 años por venir, podrían pagarse con el costo de 245 cohetes Tridente II, y aún quedarían sobrando 419 cohetes para el mismo incremento de la educación en los 15 años siguientes.

Puede decirse, por último, que la cancelación de la deuda externa de todo el Tercer Mundo, y su recuperación económica durante 10 años, costaría poco más de la sexta parte de los gastos militares del mundo en ese mismo tiempo. Con todo, frente a este despilfarro económico descomunal, es todavía más inquietante y doloroso el despilfarro humano: la industria de la guerra mantiene en cautiverio al más grande contingente de sabios jamás reunido para empresa alguna en la historia de la humanidad. Gente nuestra, cuyo sitio natural no es allá sino aquí, en esta mesa, y cuya liberación es indispensable para que nos ayuden a crear, en el ámbito de la educación y la justicia, lo único que puede salvarnos de la barbarie: una cultura de la paz.

A pesar de estas certidumbres dramáticas, la carrera de las armas no se concede un instante de tregua. Ahora, mientras almorzamos, se construyó una nueva ojiva nuclear. Mañana, cuando despertemos, habrá nueve más en los guadarneses de muerte del hemisferio de los ricos. Con lo que costará una sola alcanzaría -aunque sólo fuera por un domingo de otoño- para perfumar de sándalo las cataratas del Niágara.

Un gran novelista de nuestro tiempo se preguntó alguna vez si la Tierra no será el infierno de otros planetas. Tal vez sea mucho menos: una aldea sin memoria, dejada de la mano de sus dioses en el último suburbio de la gran patria universal. Pero la sospecha creciente de que es el único sitio del Sistema Solar donde se ha dado la prodigiosa aventura de la vida, nos arrastra sin piedad a una conclusión descorazonadora: la carrera de las armas va en sentido contrario de la inteligencia.

Y no sólo de la inteligencia humana, sino de la inteligencia misma de la naturaleza, cuya finalidad escapa inclusive a la clarividencia de la poesía. Desde la aparición de la vida visible en la Tierra debieron transcurrir 380 millones de años para que una mariposa aprendiera a volar, otros 180 millones de años para fabricar una rosa sin otro compromiso que el de ser hermosa, y cuatro eras geológicas para que los seres humanos a diferencia del bisabuelo pitecántropo, fueran capaces de cantar mejor que los pájaros y de morirse de amor.

No es nada honroso para el talento humano, en la edad de oro de la ciencia, haber concebido el modo de que un proceso milenario tan dispendioso y colosal, pueda regresar a la nada de donde vino por el arte simple de oprimir un botón. Para tratar de impedir que eso ocurra estamos aquí, sumando nuestras voces a las innumerables que claman por un mundo sin armas y una paz con justicia. Pero aún si ocurre -y más aún si ocurre-, no será del todo inútil que estemos aquí.

Dentro de millones de millones de milenios después de la explosión, una salamandra triunfal que habrá vuelto a recorrer la escala completa de las especies, será quizás coronada como la mujer más hermosa de la nueva creación. De nosotros depende, hombres y mujeres de ciencia, hombres y mujeres de las artes y las letras, hombres y mujeres de la inteligencia y la paz, de todos nosotros depende que los invitados a esa coronación quimérica no vayan a su fiesta con nuestros mismos terrores de hoy.

Con toda modestia, pero también con toda la determinación del espíritu, propongo que hagamos ahora y aquí el compromiso de concebir y fabricar un arca de la memoria, capaz de sobrevivir al diluvio atómico. Una botella de náufragos siderales arrojada a los océanos del tiempo, para que la nueva humanidad de entonces sepa por nosotros lo que no han de contarle las cucarachas: que aquí existió la vida, que en ella prevaleció el sufrimiento y predominó la injusticia, pero que también conocimos el amor y hasta fuimos capaces de imaginarnos la felicidad.

Y que sepa y haga saber para todos los tiempos quiénes fueron los culpables de nuestro desastre, y cuán sordos se hicieron a nuestros clamores de paz para que esta fuera la mejor de las vidas posibles, y con qué inventos tan bárbaros y por qué intereses tan mezquinos la borraron del Universo.


jueves, 26 de mayo de 2011

DESPUES DE LA CONSULTA

DESPUES DE LA CONSULTA

LILIAN ALARCON DURAN

El pueblo ecuatoriano aprobó las propuestas presentadas por el presidente, Rafael Correa, en la consulta popular y referendo que se celebró el pasado 7 de mayo, la opción del Sí ganó a la opción del NO. La suerte está echada, urge analizar los principales retos que enfrenta el gobierno del Presidente Correa, luego de la victoria del Sí. Los cambios propuestos son radicales; si bien el Presidente ha demostrado que no le faltan pantalones para combatir la corrupción, el apoyo del pueblo es fundamental. Los últimos sucesos, y denuncias al interior del Consejo de la Judicatura obligan sanear de raíz el poder judicial. De hecho, allí el principal activo es humano. Malos jueces, mala justicia: así de escueto. Décadas de excremento en su interior, han convertido la administración de justicia en un oficio para bandidos/as. Los grandes jurisconsultos/as, no piensan en la judicatura como una elección válida de desarrollo profesional, cuando, en otras naciones, solo haber sido ayudante de un juez es una distinción y privilegio. Por tanto, cualquier renovación de la justicia tiene que ir de la mano con el rescate de “ser juez” en la acción y la opinión pública. Construir una nueva justicia que atraiga a los mejores hombres y mujeres, sin convertirse en un arma de persecución política ni en un broquel para encubrir la corrupción, es el reto. Lograrlo requiere los mejores esfuerzos del gobierno, pero también la participación activa de los ciudadanos y ciudadanas. Cambiar el país es responsabilidad de todos y un desafío de primer orden para el Presidente Correa.

Es necesario establecer y reglamentar vía Asamblea, aquello de tipificar el enriquecimiento privado injustificado, y lo de fijar criterios de responsabilidad ulterior de los medios de Comunicación. No obstante, una lucha inmediata, será también, desterrar de su gobierno a la vieja clase política que en los mandos medios y también como ministros/as, torpedean los cambios sustanciales que se están dando en este gobierno y con urgencia, ser sustituidos por gente progresistas que estén comprometidos con esta revolución.

En definitiva, el gran desafío para el presidente Correa y de todos y todas, es consolidar una democracia constitucional en forma radical, profunda, rápida, y sobre todo en paz.

Portoviejo-Manabí-Ecuador-

27 de Mayo de 2011

martes, 3 de mayo de 2011

VOTARÉ SI EN LA CONSULTA POPULAR!!!

VOTARÉ SI EN LA CONSULTA POPULAR!!

LILIAN ALARCON DURAN

Estando a pocos días de la realización de la Consulta Popular, la jornada del próximo sábado 7 de mayo será sin duda una fecha histórica, es que es la oportunidad en la que el soberano tendrá la facultad de cambiar parte de aquello que por muchos años nos ha sido negado, como es el derecho a acceder una justicia imparcial y eficiente, a una seguridad social digna para todos y todas, a una rendición de cuentas sobre las fortunas mal habidas que se han concebido a costa de la pobreza del pueblo, a una verdadera justicia penal en donde se castigue al delincuente sin esquivar los derechos humanos inherentes a todas las personas, a cambiar una cultura de matar por una cultura de dar vida, a evitar los abusos de los bancos, de medios de comunicación equitativos y sin mancillar honras ajenas, , es decir, una patria nueva e imparcial, que dignifique al ser humano y proponga elementos para la defensa de sus derechos. En ese sentido exhorto a los jóvenes, a los amigos y amigas, a continuar demostrando su alta responsabilidad democrática con los procesos de cambios que perfecciona el gobierno de Rafael Correa enmarcado en los postulados de la Revolución Ciudadana, y se pronuncien por un SI, rotundo a las preguntas del referéndum. Por otro lado, el objetivo de esta consulta popular entre otras cosas, es ofrecer una respuesta rápida a la ineficacia del sistema judicial, síntesis para la seguridad ciudadana. El nombramiento de nuevos jueces y las reformas a la figura legal de la prisión preventiva, contenida en las preguntas 1,2, 3 y 4 del referendo, permitirán un mejoramiento estructural en la justicia ecuatoriana.
Urge un cambio profundo en las Cortes de Justicia, es necesario que el sistema judicial rinda cuentas sobre la caducidad de la prisión preventiva, por lo tanto, el cambio de jueces y miembros del Consejo Nacional de la Judicatura (CNJ) es imperativo, ellos no han respondido a las expectativas ciudadanas. Ya basta de esta gente que se ha enriquecido con la injusticia, inmoralidad e infamia. Estoy muy de acuerdo en que se controle el lavado de dinero, la procedencia del mismo. Hay que investigar el origen de dineros “que caen del cielo” porque en la tierra no hay explicación de su origen. Por ello este próximo 7 de mayo votaré SI y 10 veces SI en la Consulta popular, que permitirán en un futuro próximo, se sigan facilitando los cambios revolucionarios que implementa este gobierno para bienestar de los ciudadanas y ciudadanos ecuatorianos.


Portoviejo-Manabí-Ecuador

3 de Mayo de 2011

martes, 19 de abril de 2011

PARA QUE ESCRIBO?

PARA QUE ESCRIBO?

LILIAN ALARCON DURAN

Si creyera que este país en el que vivo es perfecto, justo, y lógico, no tendría ninguna necesidad de escribir; no habría nada que decir, nada que analizar, nada que pensar, y nada que hacer. Escribir estaría de más y sería una ociosa tarea. Escribo, porque hay algo para decir, porque en este entorno social, falta tanto por decir. Cristina Castelló, poeta argentina, en su libro “Escribiendo la vida”: nos dice: “Soy una librepensadora, una francotiradora de ideas, sentíres y semillas. Defiendo valores, siembro la bondad, la justicia, la libertad, la igualdad”... Es que escribir es un compromiso con la vida, con la liberación, es revelar y develar temas. La escritura toda es revolucionaria cuando es informativa, porque es resistencia y es persistencia de mañanas; es conciencia crítica para el mundo, motor para la imaginación y expansión del espíritu. Es un arma. Para el bien y la libertad, y tiene el poder para transformar mentes. Todo acto es político, y escribir también es una acción política. A veces escribo desde una emoción muy fuerte que deseo plasmar y volcar con palabras y significados de consternación o alegría, otras veces escribo para darme forma a mi misma, afirmar un pronunciamiento, y de alguna manera es como mirarme a un espejo, otras muchas veces para llegar a alguien o complementar la llegada hacia otro con palabras. Escribo desde la adhesión y el disenso, desde el placer y el desencanto, desde el saber y desde la ignorancia, desde el alcanzar y desde la impotencia. Escribo, porque soy parte de este mundo, porque pertenezco a esta familia a la que llamamos humana. Escribo porque estamos en este laberinto de vida, y porque es una manera de unirme a todo lo existente. Escribo en lugar de aislarme, de ser indiferente, de volverme cínica, o incompetente. Escribo porque soy valiente, porque me atrevo a soñar con un mundo mejor para nosotros, para nuestros hijos, para nuestros amigos y parientes, y para todos los seres humanos que nos sucederán mañana. Escribo porque soy intuitiva e interiormente sé, que este mundo fue hecho para el bien y no para seres prevalidos de poder que se aprovechan de gente buena. Escribo y opino, para contribuir que nuestra casa (Esta vida) sea mejor de lo que fue antes. Escribo para definir, para reflexionar, para replantear, para ensayar, para equivocarme, para aprenderme, superarme, emocionarme y para estremecerme. Escribo para vivir, para la vida, para juzgar y ser juzgada honestamente. Escribo para sumar, para multiplicar, para elevar a la enésima potencia el análisis y el razonamiento. Siembro con palabras ideas para vivir una vida diferente. Me atrevo, me expongo, me arriesgo en medio a veces de la reticencia de la gente.

En fin….creo que algo que siempre haré es escribir, para en cierta medida curarme y sanarme a mi misma, para mantenerme clara, liviana, y vital en un mundo donde a veces los caminos se vuelven sombríos y borrosos.

Portoviejo-Manabí-Ecuador

19 de Abril de 2011


martes, 15 de marzo de 2011

POR LOS HERMANOS Y HERMANAS DE JAPON!!!!

ORACION POR LOS AFECTADOS DE JAPÓN. REZALA CON LOS TUYOS,

¡¡¡ Señor, quiero decirte GRACIAS, porque hoy me desperté y sabía dónde

estaban mis seres queridos. Porque esta mañana mi casa estaba en pie,

porque esta mañana no estoy llorando a mis hijos, mi esposo, mis padres,

mi hermano o hermana que necesitan ser rescatados debajo de una pila

de concreto, porque esta mañana pude tomar un vaso con agua, porque esta

mañana no estoy planificando un funeral, y ante todo te agradezco Señor

que todavía estoy viva y tengo voz para rezar por la gente de JAPON.

Señor, te ruego a ti, el único que hace posible lo imposible, el único que

transforma la oscuridad en luz, te ruego que les des fuerza a esas madres

que están sufriendo; que les des la paz que supera cualquier entendimiento;

que abras las calles para que la ayuda llegue; que proveas doctores,

enfermeras, comida, agua y todo lo que ellos necesiten.

Para los que perdieron a sus familias, dales resignación, paz, esperanza y coraje para seguir adelante. Protege a los niños, ancianos, hombres y mujeres japoneses con tu infinito poder. Te lo ruego en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, y de su Santísima Madre la Siempre Virgen María. Amen.



Por favor, todos recemos juntos por los hermanos y hermanas

de JAPÓN. Nadie en el mundo, está libre de una catástrofe igual.!!! LILIAN

lunes, 7 de marzo de 2011

POR EL DIA INTERNACIONAL NUESTRO (8 DE MARZO)




MUJER HONORIS CAUSA

LILIAN ALARCON DURAN

En ocasión del Día Internacional de la Mujer, es oportuno compartir lo que me contaron hace poco: un periodista, llamémosle Pablo, logró colarse por curiosidad en cierto congreso de mujeres latinoamericanas, que se desarrollaba en la capital de México. Más, fue sorprendido infraganti tomando fotos desde un pasillo. Por motivos obvios era el único hombre presente. Y cuando lo requirieron, se quedó sin habla; no estaba acreditado ni pertenecía a un periódico que lo justificara, trató de librarse del momento con cuanto argumento feminista se le ocurrió. Aseguró que la mujer era una heroína, que demostraba su valentía moral y física en cada parto; que las madres enfrentaban con toda serenidad cualquier peligro por salvar a sus hijos, fuera de catástrofes naturales, de la policía o de la “mala junta”, en fin un tropel de lisonjas exculpatorias. Para rematar, a sabiendas de que solo podría añadir una o dos frases, certificó: “Una mujer en pie de lucha es todo un hombre”.

Aparte del asombro, aquella afirmación provocó una cascada de aplausos y una algarabía incontrolable. Qué orgulloso se sintió. Hasta estas sobresalientes mujeres necesitaban de vez en cuando que les movieran un poco el piso. En la mesa directiva, se levantaron algunas manos para pedir la palabra con cara de pocos amigos. Tomó el micrófono una indígena peruana. Con su habla suavecita de eses bien marcadas y largas erres agradeció las palabras de apoyo y elogio. Invitaba a repensar si en verdad las engrandecía ser consideradas hombres. No dudaba de la sinceridad del emocionado testimonio del compañero; pero la masculinidad no era una categoría de mérito, era parte del machismo al uso, una posición social de fuerza y, por cierto, un rezago del pasado. Ellas eran sus iguales, no las sustitutas ni las émulas. Visto que no paraba el desorden, la Presidenta dio un par de palmaditas y anunció un receso de media hora. Al regresar, la mismísima Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz, con sutiles matices irónicos en su voz informó que la reunión continuaría con su agenda prevista después que le entregaran un reconocimiento al amigo que con tanta vehemencia las llevara a categoría de hombre. Le pidió al periodista darle sus nombres y apellidos. Ella describió en breves palabras la satisfacción que les producía entregarle un merecido diploma en reciprocidad al papel que él les atribuyera. Algo tan rotundo podría considerarse un aporte a la paz mundial, y si todos los hombres practicaran esas convicciones, desaparecerían las desigualdades y los abusos. Rigoberta dio lectura al Certificado, con sus dos nombres y apellidos. Y Pablo puede narrar con todo detalle el incidente; pero jamás muestra el diploma: lo considera una mancha en su expediente viril. Enormes letras rojas lo designaban:

Mujer honoris causa



Portoviejo-Manabí-Ecuador

Marzo de 2011

jueves, 3 de marzo de 2011

EDUARDO GALEANO..EL GRANDE!!!

Eduardo Galeano:

La Independencia es Otro Nombre de la Dignidad

* Palabras pronunciadas el 22 de febrero de 2011, en la ceremonia de entrega de la Medalla 1808, que el jefe de Gobierno de la ciudad de México, Marcelo Ebrard, otorgó al escritor Eduardo Galeano

(Tomado de La Jornada)

…Todas nuestras naciones nacieron mentidas. La independencia renegó de quienes, peleando por ella, se habían jugado la vida; y las mujeres, los analfabetos, los pobres, los indios y los negros no fueron invitados a la fiesta.

Y empiezo por decir gracias: Gracias, Marcelo, por este regalo, esta alegría. Te digo gracias en nombre propio y también en nombre de los muchos sureños que jamás olvidarán su gratitud a México, el país de su exilio, refugio de perseguidos en los años de mugre y miedo de nuestras dictaduras militares.

Y quiero subrayar que México merece, por eso y por muchos otros motivos, toda nuestra solidaridad, ahora que esta tierra entrañable está siendo víctima de la hipocresía del narcosistema universal, donde unos ponen la nariz y otros ponen los muertos, y unos declaran la guerra y otros reciben los tiros.

En la ciudad de Quito, al día siguiente de la independencia, una mano anónima escribió en una pared: Último día del despotismo y primero de lo mismo.

Y en Bogotá, poco después, Antonio Nariño advertía que el alzamiento patriótico se estaba convirtiendo en baile de máscaras, y que la independencia estaba en manos de caballeros de mucho almidón y mucho botón, y escribía: Hemos mudado de amos.

Y el chileno Santiago Arcos comprobaba, desde la cárcel:

-Los pobres han gozado de la gloriosa independencia tanto como los caballos que en Chacabuco y Maipú cargaron contra las tropas del rey.

Todas nuestras naciones nacieron mentidas. La independencia renegó de quienes, peleando por ella, se habían jugado la vida; y las mujeres, los analfabetos, los pobres, los indios y los negros no fueron invitados a la fiesta. Aconsejo echar un vistazo a nuestras primeras Constituciones, que dieron prestigio legal a esa mutilación. Las Cartas Magnas otorgaron el derecho de ciudadanía a los pocos que podían comprarlo. Los demás, y las demás, siguieron siendo invisibles.

Simón Rodríguez tenía fama de loco, y así lo llamaban: El loco. Decía locuras, como éstas:

-Somos independientes, pero no somos libres. La sabiduría de Europa y la prosperidad de los Estados Unidos son, en nuestra América, dos enemigos de la libertad de pensar. Nuestra América no debe imitar servilmente, sino ser original.

Y también:

-Enseñemos a los niños a ser preguntones, para que se acostumbren a obedecer a la razón: no a la autoridad como los limitados, ni a la costumbre como los estúpidos. Al que no sabe, cualquiera lo engaña. Al que no tiene, cualquiera lo compra.

Don Simón decía locuras, y hacía locuras. Allá por mil ochocientos veinte y pico, sus escuelas mezclaban a los niños y a las niñas, a los pobres y a los ricos, a los indios y a los blancos, y también unían la cabeza y las manos, porque enseñaban a leer y a sumar, y también a trabajar la madera y la tierra. En sus aulas no se escuchaban los latines de sacristía y se desafiaba la tradición del desprecio por el trabajo manual. Poco duró la experiencia. Un clamor de indignadas voces exigía la expulsión de este sátiro que ha venido a corromper a la juventud, y el mariscal Sucre, presidente del país que ahora llamamos Bolivia, le exigió la renuncia.

A partir de entonces, anduvo a lomo de mula, peregrinando por las costas del Pacífico y las montañas de los Andes, fundando escuelas y formulando preguntas insoportables a los nuevos dueños del poder:

-Ustedes, que imitan todo lo que viene de Europa y de los Estados Unidos, ¿por qué no les imitan la originalidad, que es lo más importante?

Este viejo vagabundo, calvo, feo y barrigón, el más audaz y el más querible de los pensadores de América, estaba cada día más solo, y solo murió.

A los ochenta años, escribió:

-Yo quise hacer de la tierra un paraíso para todos. La hice un infierno para mí.

Simón Rodríguez fue un perdedor. Según la escala de valores de este mundo, que sacraliza el éxito y no perdona el fracaso, los hombres como él no merecen memoria.

Pero, ¿acaso no está vivo don Simón en la energía de dignidad que hoy recorre nuestra América de norte a sur? ¿Cuántos hablan por su boca, aunque no lo sepan, como hablaba en prosa aquel personaje de Molière que no sabía que hablaba en prosa?

¿Acaso don Simón no nos sigue enseñando, un siglo y medio después de su muerte, que la independencia es otro nombre de la dignidad? Es verdad que todavía pesa, y mucho, la herencia colonial, que aplaude la copia y maldice la creación y admira, como denunciaba don Simón, las virtudes del mono y del papagayo. Pero también es verdad que son cada vez más los jóvenes que sienten que el miedo es una cárcel humillante y aburrida, y libremente se atreven a pensar con sus propias cabezas, sentir con sus propios corazones y caminar con sus propias piernas.

Yo no creo en Dios, pero sí creo en el humano milagro de la resurrección. Porque quizás se equivocaban aquellos dolientes que se negaban a creer en la muerte de Emiliano Zapata, y creían que se había marchado a Arabia en un caballo blanco, pero sólo se equivocaban en el mapa. Porque a la vista está que Zapata sigue vivo, aunque no tan lejos, no en las arenas de Oriente: él anda cabalgando por aquí, aquí cerquita nomás, queriendo justicia y haciéndola.

Y fíjense ustedes lo que ha ocurrido con otro perdedor, José Artigas, el hombre que hizo la primera reforma agraria de América, antes que Lincoln y antes que Zapata.

Hace casi dos siglos, él fue vencido y condenado a la soledad y al exilio. En años recientes, la dictadura militar del Uruguay le erigió un ampuloso mausoleo, queriendo encerrarlo en cárcel de mármol. Pero cuando la dictadura intentó decorar el monumento con algunas de sus frases, no encontró ninguna que no fuera subversiva. Ahora el mausoleo tiene fechas y nombres de batallas, y ninguna frase. Involuntario homenaje, involuntaria confesión: Artigas no es mudo, Artigas sigue siendo peligroso.

Cosa curiosa: con tantos vivos que hablan sin decir, en nuestras tierras hay muertos que dicen callando.

Bienaventurados sean los perdedores, porque ellos cometieron la insolencia de amar a su tierra, y por ella se jugaron la vida. Pero está visto que el patriotismo es el honorable privilegio de los países dominantes: sólo los que mandan tienen el derecho de ser patriotas. En cambio, los países dominados, condenados a obediencia perpetua, no pueden ejercer el patriotismo, so pena de ser llamados populistas, demagogos, delirantes: nuestro patriotismo se considera una peste, peste peligrosa, y los amos del mundo, que nos toman examen de Democracia, tienen la mala costumbre de conjurar esta amenaza a sangre y fuego.

Bienaventurados sean los perdedores, porque ellos se negaron a repetir la historia y quisieron cambiarla.

Bienaventurados sean los perdedores, y malditos sean quienes confunden el mundo con una pista de carreras y lanzados a las cumbres del éxito trepan lamiendo hacia arriba y escupiendo hacia abajo.

Bienaventurados sean los indignados, y malditos sean los indignos.

Maldita sea la exitosa dictadura del miedo, que nos obliga a creer que la realidad es intocable y que la solidaridad es una enfermedad mortal, porque el prójimo es siempre una amenaza y nunca una promesa.

Bienaventurado sea el abrazo, y maldito sea el codazo.

Sí, pero… Cuántos perdedores, ¿no?

Cuando algún periodista me pregunta si soy optimista, yo contesto, sinceramente:

-A veces. Depende de la hora.

Siempre me parecieron más bien inhumanos los optimistas full time.

Creo que el desaliento es un derecho humano, y de algún modo es también la prueba de que somos humanos, porque no sufriríamos el desaliento si no tuviéramos aliento.

Hay que reconocer que no es muy alentadora la realidad, que tiene la jodida costumbre de recompensar a los exprimidores del prójimo y a los exterminadores de la tierra, el agua y el aire. Y en cambio, las más apasionantes aventuras de transformación de la realidad suelen quedarse a mitad de camino, o se extravían y se pierden, y muchas veces terminan mal.

Hay que reconocerlo, digo, pero también cabe preguntar: Cuando esas lindas experiencias colectivas terminan mal, ¿de veras terminan? ¿No hay nada que hacer, sólo nos queda resignarnos y aceptar el mundo tal cual es, como si fuera destino? Hace pocos años, se puso de moda la teoría del fin de la historia. Más de uno se tragó ese sapo, a pesar de que el sentido común nos demuestra, con poderosa sencillez, que la historia nace de nuevo cada mañana.

Lo mejor de este asunto de vivir está en la capacidad de sorpresa que la vida tiene. ¿Quién podía presentir que los países árabes iban a vivir este huracán de libertad que están ahora viviendo? ¿Quién iba a creer que la plaza de Tahrir iba a dar al mundo esta lección de democracia? ¿Quién iba a creer lo que ahora puede creer ese muchachito plantado en la plaza durante días y noches, cuando dice: Nadie nos va a mentir nunca más?

Al fin y al cabo, cuando la historia dice adiós, o eso parece decir, ella nos está diciendo, o al menos murmurando: hasta luego, hasta lueguito, nos estamos viendo.

Y yo me despido de ustedes, ahora, que ya es hora, como la historia me enseñó, diciéndoles gracias, diciéndoles: hasta luego, hasta lueguito, nos estamos viendo.