martes, 15 de noviembre de 2016

DROGAS Y CORRUPCIÓN!

DROGAS Y CORRUPCIÓN
                                                    LILIAN ALARCON DURAN
La captura de droga es noticia del día a día en el país, que  dejo de ser de tránsito y está siendo invadido por todo tipo de sustancias alucinantes.  La viveza de los expendedores los ha llevado a ingeniar mesclas que resultan  dañinas en extremo, constituyéndose en pasadizo directo a la muerte.  Seguramente  lo que circula  es muchísimo mayor que lo capturado,  lo que incide en un aumento desmesurado y alarmante del consumo interno.
Después del desastre natural sufrido, nos damos cuenta del incremento de la corrupción sobre todo  las coimas   en contrato por obras de construcción y reconstrucción de casas. Se la observa además en el tráfico  de influencias, piponazgo,  complicidad, picnic de instrucción que se dan a plena vista en lugares públicos y homenajes a ex gobernantes de un país amigo, investigada por actos de corrupción.
 La corrupción es como las drogas: “piensan en poderlas usar y dejarlas cuando quieran”. “Pero se comienza con poco, una pequeña suma aquí, un soborno allá…y entre esta y aquella lentamente se pierde la libertad, produciendo dependencia, explotación y ansiedad de más y más”.
Varias personas  son  atraídas por  al poder del dinero, buscan tener entre sus allegados a los  que ilícitamente se hicieron y se hacen de bienes con riqueza mal habida, llamados ahora “nuevos ricos”, los mismos que   son  frecuentados e invitados  a reuniones donde  comparten amigablemente y hasta les aplauden sus ilegalidades.
La vida y el tiempo son  atinados, por lo que no absolverán a los deshonestos identificados plenamente. Las próximas elecciones ya los  asustan porque saben que han cometido toda clase de excesos, así como ilegalidades, y  agravios terribles contra ciudadanas y ciudadanos dignos cuyo único delito ha sido enfrentárseles   sin miedo, solo con el imperio de su decencia y decoro como gente de bien.
De hecho,  hay dos tipos de corrupción: uno cuando no hay observancia de las leyes por la sociedad, y otro cuando el pueblo es obligado por sus gobernantes a cumplir  sus disposiciones y no  la ley.  Es difícil luchar contra la corrupción, pero no se debe cejar en el empeño y ser perseverantes.
Definitivamente, tarde o temprano se hará   justicia, pero no la justicia donde  han metido la mano y la tienen secuestrada, sino ante  jueces probos, íntegros y rectos que no tengan temor de perder el puesto.
PORTOVIEJO- MANABI- ECUADOR

            10-03.2016