viernes, 15 de abril de 2016

REFLEXIONES
                                           
                                     LILIAN ALARCON DURAN
Rosaura Vásquez, Economista y profesora universitaria  de 37 años, recibió la notificación de su desvinculación en febrero, luego de cinco  años de impartir clases de Economía l y ll en una de las universidades del país,  con ella salieron otros 388 profesionales. A todos les cayó como balde de agua fría esta terrible noticia. Sin embargo, no se quedó quieta e inmediatamente ha dejado su hoja de vida en algunos lugares donde posiblemente la puedan emplear, pues necesita trabajar para  ayudar a su esposo a pagar una hipoteca, los servicios básicos y las colegiaturas de sus hijos. También está pensado en instalar con dos colegas un pequeño centro para adiestramientos y capacitaciones y hacer investigaciones económicas.
Es que perder el trabajo es una situación dolorosa, angustiante. Un trabajo no solo es la fuente de ingresos económicos, sino la actividad que más horas requiere. Por otra parte, en ese espacio se producen emociones diversas, de superación, desengaños, buenas y no buenas relaciones. Con todo, el espacio donde se labora es un segundo hogar y una segunda familia, por lo que una desvinculación es un evento difícil de sobrellevar, es más dolorosa cuando nos damos cuenta que no podemos adquirir los alimentos básicos de costumbre por lo elevado del precio de estos productos.
El trabajo es parte fundamental de la vida de una persona adulta. Un empleo le permite al profesional desarrollarse en su área, establecer tejidos de contactos, además de poder costear gastos relacionados a vivienda, salud, tiempo libre, entre otros. Sin embargo, en el país crecen los desempleados, es decir, personas que actualmente           no       están trabajando.
La recesión de la economía, esencialmente por la caída del precio del petróleo, la apreciación del dólar, el despilfarro de nuestros dineros en  burocracia innecesaria y      la devaluación de la moneda en los países vecinos
son las principales causas del inestabilidad creciente en el país; para algunos expertos estamos como  el 2007 en materia laboral.  El gobierno de Rafael Correa cree que  implementando  estrategias de última hora podrá aplacar el problema del desempleo en el año que decurre, yo creo que no servirá de mucho.
En definitiva, debemos aceptar que no estuvimos preparados para enfrentar ésta crisis de impredecibles consecuencias, el gobierno continuando con gastos innecesarios,   el aparato burocrático igual de obeso, sin colegir que el verdadero progreso –aparte del conocimiento y educación- camina de la mano del trabajo, del incentivo a la inversión privada, de creer en nuestra gente y apoyar sus ideas, de dejar de llenar los bolsillos de unos cuantos que están en puestos superfluos, y sobre todo de abandonar el camino del enfrentamiento, petulancia y la soberbia,


PORTOVIEJO - MANABI- ECUADOR
              15-04-2016