ABORTO EN CASO DE VIOLACION
LILIAN ALARCON DURAN
El proyecto del nuevo Código Orgánico
Integral Penal (COIP), se discute por estos días en la Asamblea Nacional. Entre las reformas se encuentra la despenalización
del aborto, que penaliza el antiguo código. El tema no
es nuevo, ha sido tratado con gran
euforia en varios foros nacionales e internacionales. No se
puede negar que el aborto se practica desde tiempo atrás en nuestro país, sin importa si es legal o no. Organizaciones de mujeres y feministas reclaman la
despenalización total o, al menos para casos de violación. En la
ley vigente, solo se permite el aborto terapéutico (cuando está en peligro la
vida de la madre o el feto) y en caso de violación a una mujer "idiota o
demente".
Se encendió la discusión y hemos escuchado
reacciones agrias, y amenazar desde Carondelet en
contra de ciertas asambleístas de la bancada oficialista que están a favor de la tesis de despenalización. Se han escuchado además criterios adversos como:
“Con la despenalización se corre el
riesgo de que cualquier mujer opte por un aborto argumentando haber sido violada aunque no sea ésto
cierto. Sin embargo, decir que son pecados, decir que son delitos,
no ha evitado los abortos, que no debe
ser tratado ni desde la moral ni desde los
dogmas religiosos.
Cabe señalar que las legislaciones restrictivas nunca han impedido que las
mujeres aborten, únicamente obligan a que lo hagan clandestinamente, a costos
exorbitantes y en pésimas condiciones. Es más, las actitudes culturales
cargan la culpa del embarazo no deseado a las mujeres y dejan a los hombres libres de responsabilidad.
En este contexto, el 64% de la población ecuatoriana está a favor de despenalizar el aborto por violación. De estudios realizados, se conoce que una de cada cuatro mujeres en el Ecuador sufre violencia sexual, y cada cuatro minutos una mujer aborta en el país en condiciones inseguras e infrahumanas. Desde mi punto de vista considero que si un embarazo es producto de una violación o de un acto violento, la mejor solución sería recurrir al aborto terapéutico. Entonces, las mujeres tienen derecho asumir su propia vida y tomar decisiones que le den bienestar y serenidad; el aborto es un derecho espinoso y difícil, eso sí, pero es un derecho privativo de toda mujer que la ley o norma penal debe regular.
En este contexto, el 64% de la población ecuatoriana está a favor de despenalizar el aborto por violación. De estudios realizados, se conoce que una de cada cuatro mujeres en el Ecuador sufre violencia sexual, y cada cuatro minutos una mujer aborta en el país en condiciones inseguras e infrahumanas. Desde mi punto de vista considero que si un embarazo es producto de una violación o de un acto violento, la mejor solución sería recurrir al aborto terapéutico. Entonces, las mujeres tienen derecho asumir su propia vida y tomar decisiones que le den bienestar y serenidad; el aborto es un derecho espinoso y difícil, eso sí, pero es un derecho privativo de toda mujer que la ley o norma penal debe regular.
Portoviejo –Manabí- Ecuador
Octubre de 2013