SOBRE LA
LEY DE COMUNICACIÓN
LILIAN ALARCON DURAN
Hace más tres años,
cuando se presentaron tres proyectos de Ley, uno de las cuales era expuesto por
el Foro de la Comunicación, donde participaban redes de comunicación y
organizaciones sociales e indígenas, en ese momento las opiniones centrales y representativas
no eran asumidas, ni por la mayoría de asambleístas ni por el gobierno. Después,
durante los últimos 14 meses, la Ley quedó solidificada por falta de mayoría en
la Asamblea. Si bien no se logró que las organizaciones sociales se movilicen
muy proactivamente a su favor, poco a poco estas tesis fueron adquiriendo
legitimidad en la sociedad, a tal punto que ahora nadie desconoce abiertamente
lo justo del reparto equitativo de las frecuencias.
Este
14 de junio, la Asamblea Nacional de Ecuador aprobó la Ley Orgánica de Comunicación
y con el visto bueno en su totalidad por el presidente Correa, que para cuando
se publique este artículo ya estará divulgada y legalizada en el Registro
Oficial. Para los sectores y movimientos que vienen defendiendo esta ley, consideran
a este sector (el de la comunicación) como factico, y consideran a la norma no solo un logro importante para el
país, sino un precedente significativo para el continente. Qué no tiene nada de
dura, dicen, ya que entre las innovaciones introducidas en esta última versión
de la Ley se incluye la obligación para los anunciantes privados de destinar al
menos un 10% de su presupuesto anual de publicidad a medios de comunicación de
cobertura local o regional. Establece que las actividades periodísticas de
carácter permanente deberán ser desempeñadas por profesionales en periodismo o
comunicación (con excepción de los espacios de opinión, columnas especializadas
y programas periodísticos en las lenguas de las nacionalidades y pueblos
indígenas). Otra innovación es la prohibición del "linchamiento
mediático", entendido como "la difusión de información concertada y
reiterativa… destinada a desprestigiar a una persona natural o jurídica o reducir su credibilidad pública",
entre otras innovaciones.
Los
contrarios a dicha ley que son varios, se han pronunciado al respecto de un
“posible” monopolio publicitario que quizás beneficie a pocos, y de la
“potencial” merma de la libertad de expresión, advierten sobre los efectos negativos de la
"ley mordaza". Con ella, aseguran, se pone fin a la capacidad de
informar y de cuestionar al poder. Informar se
convertirá en una tarea de continuo
sobresalto.
En
conclusión, todo está dicho y las cartas echadas sobre la mesa, ya no hay mucha
tela que cortar; la Ley de Comunicación en
cuestión ya es una realidad, esperemos que las
bondades sobre las “oportunidades y servicios al alcance de todas y de todos”, y “que el periodismo deje de ser un privilegio
del cual solo disfrutan los mejor ubicados en nuestra sociedad” no sea solo una
entelequia. Amanecerá y veremos!
PORTOVIEJO-MANABI-ECUADOR
JUNIO
25 DE 2013